Donde digo Digo no digo Digo que digo Diego

La primera referencia que leí en relación a esta frase fue en el libro ¡Dios la que se armó! de Francisco Candel, segunda parte de Donde la ciudad cambia su nombre. Preparando la conferencia de presentación Paco Candel recuerda la anécdota de un hombre que tenía un amigo llamado Diego y le escribió una carta. Dicho hombre deseaba no cometer ninguna falta en la carta, eso que no consiguen jamás los libros que se publican. Pero en cuanto empezó la carta cometió el error. En lugar de poner Querido Diego, puso Querido Digo. No se apuró. Colocó una nota o asterisco al lado de la equivocación y al pie de la página la aclaración siguiente: Donde digo Digo no digo Digo que digo Diego. El Candel venía a querer decir con todo esto que al escribir su libro, donde dijo Digo, dijo Digo y no Diego, por ello ocurrió lo que ocurrió, porque no cabía excusa ni equivocación alguna. 

En el refranero español la expresión Donde dije digo, digo Diego se utiliza para rectificar una afirmación o desdecirse. La persona que habla y se arrepiente de lo que ha dicho, lo corrige, negando lo anterior. También se utiliza para anunciar un cambio de opinión. La persona que rectifica su discurso no admite abiertamente su error o cambio de opinión. Niega que antes haya afirmado una determinada cosa. También se usa esta frase hecha para criticar a quien ha cambiado sus palabras después de dichas.

No se ha localizado de momento el origen exacto de esta frase muy utilizada en el idioma español.

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