El estudio sobre Activismo e Internet fue realizado por Lindsay Hoffman, profesora asociada de Comunicación y Ciencias Políticas de la Universidad de Delaware. La profesora con su equipo elaboraron un informe sobre cómo perciben las personas su propio comportamiento político online.
El estudio se basa en una encuesta realizada a 1.000 adultos entre 2008 y 2010, la cual se centró en 11 comportamientos políticos, incluido el voto, la comunicación online sobre política, suscribirse a información política online, hacerse «amigo» o dar a «me gusta» en el Facebook de un candidato o de un político y la colocación de una pancarta o llevar una camiseta política.
Las conclusiones a las que se llegó en el estudio fueron las siguientes:
- Las personas consideraron que todos los comportamientos mencionados, salvo el voto, eran comunicación
- Las personas encuestadas percibían su comportamiento online y offline como asuntos distintos, y que uno no reemplazaba al otro. «Saben que no influyen en el gobierno hablando por Internet», señala Hoffman.
- Los participantes en el estudio que afirmaron tener más confianza en el gobierno y en su capacidad para tener un efecto en él estaban incluso más motivados para participar en actividades políticas online cuando las percibían como una forma de comunicación. «Si la gente lo ve como comunicación, son más propensos a participar», señala Hoffman. «La comunicación es un pilar fundamental en la participación política.»
- En 2008 ya se dio mucha importancia a las redes sociales en el primer triunfo electoral de Obama. Las herramientas web desarrolladas para su campaña electoral partieron de la pauta de las realizadas en 2004 para el candidato Howard Dean, pero la cantidad de voluntarios con ellas movilizados, la consecución de votos conseguidos por medio de las mismas y los niveles de información puntual a los que en todo momento tuvieron acceso los organizadores fueron un hito en la historia política de los EEUU.
Los investigadores de la Universidad de Delaware realizaron otra investigación, publicada en 2012, sobre la importancia de las emociones de los candidatos en las elecciones. LA conclusión fue que el atractivo emocional de un candidato percibido en el mundo online no influyó en que más gente se implicara en apoyarle; sólo afectaba a los que ya estaban comprometidos. El tipo de emoción expresada tampoco influía en un sentido o en otro.