En 2018 parece que los partidos políticos clásicos han entrado en crisis en algunos países y prima más un líder sostenido por una plataforma de reciente creación que no el esquema clásico. Llega la «Nueva Política».
Enric Juliana de La Vanguardia lo reflejaba en su artículo «La Pinza que viene» del 22 de julio de este año. En el mismo el columnista político destaca como en el reciente congreso del Partido Popular los afiliados primero y los compromisarios después han votado en contra de los de “arriba”, conforme a la corriente actual. Recuerda como eso mismo ya sucedió en las últimas primarias del PSOE y en la última asamblea general de Podemos, cuando las bases percibieron que Íñigo Errejón tenía el apoyo concertado de casi todos los medios de comunicación de Madrid. En la sociedad, dice Juliana, «Hay un rebote contra los de “arriba” que no es exclusivo de las izquierdas».
También en La Vanguardia Iñaki Pardo trata de forma monográfica este tema en su artículo del 24 de julio La reinvención de la política: ¿Adiós a los partidos?. En ese contenido se plantea si estamos ante el fom de los partidos políticos clásicos y pone como ejemplos la reciente Crida Nacional per la República, el movimiento creado por Carles Puigdemont para liderar y agrupar el independentismo y la plataforma España Ciudadana de Albert Rivera. Manuel Valls quiere presentarse a las elecciones municipales de Barcelona del 2019 con una plataforma de partidos. Todos tienen como referencia la victoria de Macron en Francia con el movimiento En Marche!.
En el aspecto de la comunicación política online se puede destacar que estos nuevos partidos tienen una intensa actividad en las Redes Sociales.
Otro modelo de éxito es el de los comunes que hacen una reinvención de la política aglutinando estructuras políticas clásicas bajo un nuevo nombre y con un COs (Candidate Off-structure). El COs es un candidato que los electores perciben como fuera de las estructuras del partido y son los que más posibilidades de ganar tienen, como decía Juliana, Pablo Casado ha sido un buen ejemplo de ello en la elección del Presidente del Partido Popular. El discurso de un COs suele ser simple y emotivo evitando una excesiva carga ideológica. A los jóvenes y a la sociedad en general les cuesta mucho aceptar la jerarquía de los partidos tradicionales y prefieren lemas o causas difusas como «Fer república», aunque no sepan lo que es que las propuestas ideológicas que todo partido debe tener.
Es un buen momento para los llamados «emprendedores políticos» que si disponen de recursos pueden llegar a canibalizar un partido clásico. El mejor ejemplo es Donald Trump cuando gana las primarias republicanas pese a que su propio partido no quería que fuese el candidato a la Presidencia.
Todos estos movimientos presentan 3 características según explica el profesor de la UAB Oriol Bartomeus y lo identifica como «un signo de los tiempos»:
- Un líder fuerte tipo COs.
- Estructuras de partidos débiles
- Amplia base de electores
El motivo de esta desafección de los votantes respecto a los partidos políticos es que éstos han perdido su labor de intermediación entre los ciudadanos y el Estado e Instituciones. A esto se une una erosión continua de diversas instituciones debido sobre todo a la crisis y los problemas de corrupción. Cuando un ciudadano tiene problemas encuentra más apoyo en plataformas online y Redes sociales que en unos partidos más ocupados en competir por parcelas de poder que en los problemas de sus votantes. De ahí la emergencia de esos nuevos líderes sociales o COs. Otro dato muy significativo es que la afiliación a los partidos ha ido descendiendo desde los años 70-80. Los cambios estructurales en la economía, los cambios tecnológicos acelerados y un mayor acceso a la información hace que la gente sea más exigente.
Los partidos se transforman en plataformas tecnificadas con una estructura más enfocada a la comunicación que a los proyectos de transformación de la sociedad., esto es lo que opina Pablo Simón, Doctor en Ciencias Políticas por la Universitat Pompeu Fabra. Estas plataformas tienen una ideológica que suele ser mucho más difusa y están articuladas sobre todo en torno a liderazgos. Se evita a toda costa el nombre partido porque tienen mala imagen y son considerados organizaciones mucho más burocratizadas. En el actual marco donde la actualidad es muy volátil y con cambios de votos frecuentes estos nuevos partidos intentan adaptarse de forma camaleónica a lo que ellos creen que prefiere la sociedad en cada momento y una cosa es cierta, a un gran número de personas les interesa la política pero no quieren militar en partidos.
Cataluña es un ejemplo muy reciente de este fenómeno, Ada Colau, política no profesional, ganó con una plataforma la alcaldía de Barcelona, la segunda ciudad más grande de España y referente mundial. Carles Puigdemont ganó contra pronóstico las últimas Autonómicas de diciembre de 2017 en el bando independentista en las cuales salía como favorito ERC. Para ello usó una plataforma creada exprofeso para ese proceso electoral, Junts x CAT. Ahora anuncia otra nueva plataforma con un nuevo nombre, Crida Nacional, que quiere ser la nueva marca de cara a las próximas autonómicas que se prevén que se convocarán anticipadamente y que nace inspirado en el movimiento En Marche! de Macron según apunta AGustí Colomines, uno de sus impulsores.
Todos estos movimiento son debidos, según Bartomeus, a que la sociedad tiene una visión muy negativa del partido tradicional. Los posibles candidatos no quieren aparecer bajo el nombre de un partido político o no quieren integrarse en una estructura partidista. Esta nueva fórmula incluye el concepto de COs & friends, es decir la incorporación de unos independendientes próximos o simpatizantes a la figura del líder de la plataforma cuyo papel es reforzar la imagen de distanciamiento del partido tradicional. Con el uso intensivo de Redes Sociales y voluntarios motivados se consigue una difusión y conocimiento inmediatos de estas nuevas plataformas. Un pionero de este módelo de nueva política fue la plataforma de Pasqual Maragall, Ciutadans pel Canvi, de 1999, que se presentó a las elecciones con el PSC hasta 2010, pero con unas normas propias.
Otra familia de partidos, analizada por Gemma Ubasart, un poco diferenciada de los partidos-plataforma son los llamados partidos-movimiento y que suelen estar adscritos a ideologías de izquierdas, se inician en los años ochenta y se caracterizan por estar en la calle y en las instituciones gracias a su origen activista. No disponen de una estructura jerárquica fuerte , suelen presentar internas frecuentemente debidas al dilema continuo entre activismo y gestión. En realidad estos partidos-movimiento suelen ser recomposiciones modernas de los partidos tradicionales de izquierdas.
¿Hacia dónde vamos?
Para Ignacio Sánchez-Cuenca, profesor universitario de ciencias políticas, cree que estamos en un momento de transformación del sistema en el que vemos plataformas civiles en colisión con los partidos. “Hay inestabilidad permanente y no sabemos si se convertirán en partidos tradicionales o si esto es cambiante”, pronostica.
Pablo Simón ve estas dinámicas como generalizadas pero no acaba de ver claro su continuidad en el tiempo. “Formar estas plataformas es más barato que formar un partido en el pasado, con cinco minutos de televisión basta para llegar a mucha gente y no hay que tener cuadros y una sede en cada municipio como pasaba hace cincuenta años”, afirma. “Pero también es verdad que estas plataformas son de ida y vuelta y es más fácil que se descompongan y surjan otras”, asegura el politólogo.
