Un hombre estaba sentado tranquilo, leyendo el periódico, cuando su mujer, furiosa, llega de la cocina y le pega con una sartén en la cabeza.
– ¿Pero, qué te pasa? – Exclama el marido totalmente aturdido
– ¡ Esto es por el papelito que encontré en el bolsillo de tu pantalón, con el nombre de «Marylou» y un número!
– Pero Cariño… ¿te acuerdas del día que fui a los caballos? Pues Marylou era el caballo al que aposté, y el número es cuánto estaban pagando por la apuesta.
Satisfecha, la mujer se retiró pidiéndole disculpas
Días después, estaba él nuevamente sentado tranquilo, cuando recibe otro golpe, pero esta vez con la olla a presión.
Atontado por el impacto apenas puede exclamar:
– ¡Pero se puede saber qué te pasa ahora!
– Nada, cariño. Tu caballo al teléfono.